Woody Allen prefiere burlar a la muerte
El cineasta atribuyó su perfecto estado de salud e historial médico lejos de toda enfermedad maligna a la pura suerte y así celebrará, en noviembre, sus 88 años
Desde que Woody Allen cruzó el océano Atlántico para cambiar las más clásicas historias de Nueva York por un cine europeo, pasó por Londres con Match Point, De Roma con amor y la española Vicky Cristina Barcelona antes de una Medianoche en París. Y aunque eligió el Festival Internacional de Venecia para el estreno mundial de una nueva producción, por primera vez, presenta una película filmada totalmente en idioma francés, con el título Golpe de suerte.
Según la base de datos IMDB, ya dirigió medio centenar de producciones, además de otras 48 participaciones como actor y 83 guiones escritos a lo largo de seis décadas ¿Se siente un hombre de suerte con un récord difícil de superar?
Tuve dos padres amorosos, tengo muy buenos amigos, una esposa maravillosa, un matrimonio y mis hijos. En unos meses (en noviembre) voy a cumplir 88 años. Nunca estuve en un hospital ni me pasó nada terrible. Tuve mucha suerte, toda mi vida. Cuando empecé con el cine, la gente prefería enfatizar lo que yo podía hacer bien, sin hacerme responsable de lo que hacía mal. Ya ves que tuve suerte también con el cine. A lo largo de mi vida recibí elogios desmerecidos, demasiada atención y respeto. Me siento tan afortunado y espero que siga así porque todavía es muy temprano.
¿Actualmente, a la hora de escribir un guion con roles masculinos lo hace distinto respecto a los cambios sociales de hace 20 o 30 años?
En ese entonces yo escribía los personajes masculinos para mí, para actuarlos. Pero siempre escribí personajes mucho más interesantes para las mujeres. A lo mejor es porque los escritores que más me influenciaron eran Ingmar Bergman o Tennessee Williams, que solían escribir para mujeres. Y yo también lo hice, por el impacto que también tuvieron en mí. Y nunca escribí particularmente bien para los hombres, que no fueran a actuaciones mías.
¿Pero cambió la forma de escribir un guion a lo largo de los años, en comparación con sus comienzos?
Uno aprende muy pocas cosas. Cada situación también es diferente, pero muy pocas cosas se aprenden con la experiencia, como tratar de no ser aburrido, porque puede ser una gran trampa. Yo sigo escribiendo igual. Me levanto por la mañana, hago ejercicios, desayuno y me acuesto en mi cama con lápiz y papel y escribo. Después, cuando termino, lo transcribo con una máquina de escribir. Siempre lo hice así. Y lo mismo hago ahora. Pero como dije antes, cuando recién empecé hubo un par de cosas que aprendí en las primeras películas, pero después ya no se aprende nada nuevo. El resto depende de uno, de la inspiración.
Con un thriller romántico francés y la firma de Woody Allen, Golpe de suerte muestra la historia de una pareja ideal de dos franceses Fanny (Lou de Laage) y Jean (Melvil Poupaud), con un estilo de vida que aparenta ser tan perfecto como el amor que inspira una ciudad como París, hasta que aparece en escena un viejo compañero de escuela (Niels Schneider) que inspira un romance diferente.
¿Cómo decidió filmar su primera película en un idioma tan peculiar como el francés?
En mi juventud, cuando todos recién empezábamos, el cine que más me impresionaba era europeo: el francés, italiano o sueco. Todos queríamos ser europeos. Siempre lo intenté, toda mi vida. Y la verdad, yo iba a hacer esta película (Golpe de suerte) con dos americanos que vivían en París, hasta que me di cuenta que iba a ser mi película número 50. Y amo tanto París que se me ocurrió filmarla en francés, aunque yo no hablo francés. Pero eso no me preocupó, porque todos los actores entienden mi inglés. Así que decidí filmarla completamente en ese idioma. Fue tan maravilloso que me sentí un verdadero director de cine europeo.
¿Y qué cambios tuvo que hacer en los personajes que había imaginado como estadunidenses?
Los únicos cambios que tuve que hacer fueron cosméticos. Cuando filmamos Match Point, la había escrito para Estados Unidos, hasta que alguien me llamó de Inglaterra diciendo que querían financiar mi película. Y de la noche a la mañana tuve que transformarla en británica. Son sólo cambios cosméticos, está vez tuve que cambiar un trabajo americano por uno en París. Tuve que cambiar que alguien viviera en París para trabajar ahí, fueron muy simples.
¿Y qué tan difícil resultó dirigir a los actores al momento de verlos hablar en francés, sin entender el idioma a la perfección?
Fue bastante simple. Cuando ves algo de cine japonés, por ejemplo, te das cuenta si la actuación es buena, realista y natural o si es demasiado dramatizada, tonta o muy exagerada. Lo mismo fue con nosotros. Por el lenguaje del cuerpo yo podía notar las emociones que expresaban los actores, sin entender el idioma, cuando estaban siendo realistas y cuando no lo eran. Yo también escribí la letra, pero si inventaban algo, me parecía perfecto, podían decir lo que querían. Pero si yo llegaba a tener dudas, me daba vuelta a una dama que tenía al costado, mi asistente, le planteaba alguna duda y ella me lo explicaba. Los actores leían las escenas, lo entendían todo. Son actores de primer nivel. No tuve que dirigirlos demasiado. Las pocas veces que tuve que decir algo, lo dije en inglés. Me hicieron quedar como un héroe. No fue muy difícil filmarlo todo en francés.
¿Significa que podemos imaginarlo dirigiendo cine en español?
En cuanto a filmar en otros países, no sé, depende. A veces puedo llegar a recibir una llamada por teléfono de alguien en algún país que quiere financiar mi película, si por ejemplo, la filmo en alemán o italiano y si tengo una buena idea puedo llegar a considerarlo. Pero si no conozco bien al país, tampoco puedo considerarlo. Ahora, la experiencia en Francia fue tan buena que bien podría considerarlo si me llegará a sentir que puedo hacerlo.
¿Y no piensa volver a filmar nunca más una historia sobre su querida Nueva York?
Tengo una buena idea para hacerlo y si alguien saliera de las sombras para financiar una producción de cine, en Nueva York, obedeciendo mi terrible estructura, donde no quieran leer el guion ni saber con quién la haría, dándome el dinero sin meterse en nada, si encontrara una persona lo suficientemente tonta para aceptarlo, ahí voy a filmar una película en Nueva York.
¿Qué estilo de cine le gusta ver?
Siempre fui un admirador del cine de intriga, historias de adulterio, romance y muerte, asesinatos, la sustancia del drama y la comedia. Es lo que le interesa a la gente, el suspenso, una historia excitante. Por eso mis películas siempre tocaron temas así.
¿Llegó a pensar en el tema de la muerte como en la ficción del cine?
Con la muerte, no creo que puedas hacer nada. Es un mal negocio, imposible de evitar. No hay nada que puedas hacer. No es algo que puedas luchar. No hay que pensar en el tema. Es lo único que se puede hacer: no pensar demasiado, porque no hay ninguna salida. Lo mejor que se puede hacer es distraerte.
Hasta ahora, Golpe de suerte no ha tiene una fecha de estreno próxima para Latinoamérica. Tuvo su estreno en la Mostra de Venecia, recibiendo elogios por parte de la crítica especializada y al mismo tiempo abucheos en la alfombra roja por las controversias que rodean al cineasta debido al supuesto caso de abuso a su hija adoptiva, Dylan, y defender a Luis Rubiales.